El marco legal de la Unión Europea establece reglas claras en cuanto a la importancia de la salud humana en toda la cadena alimentaria. Los diferentes Planes de Seguridad Alimentaria, establecidos en las CCAA, velan por la protección de la salud en este ámbito.
La cooperación y coordinación de las diferentes autoridades: Sanidad, Agricultura y Ayuntamientos resulta fundamental, para ello se establecen diferentes programas que garantizan el cumplimiento de la legislación a lo largo de toda la cadena alimentaria, desde la producción primaria, fabricación, importación, almacenamiento y transporte hasta los puntos de venta al consumidor final, garantizando el control de los posibles peligros presentes en los alimentos y, en su caso, su eliminación o reducción.
No obstante, la seguridad alimentaria no es sólo responsabilidad de estas instituciones ya que los consumidores, pueden y deben desempeñar un papel muy relevante y activo en la consecución de la seguridad alimentaria, evitando errores en la manipulación, conservación y preparación de los alimentos en el ámbito familiar.
La seguridad alimentaria es un proceso dinámico, el mismo cambio climático hace que se vayan adoptando estrategias de gestión para reducir la vulnerabilidad de la cadena alimentaria, actualizando por ejemplo las buenas prácticas de higiene alimentaria o las buenas prácticas agrícolas.